En Rio Grande do Sul, Brasil, la ciudad de Novo Hamburgo se vio gravemente afectada por las recientes inundaciones, dejando a muchas familias en situaciones difíciles. Entre ellas está la de Gabriele dos Santos, que vio cómo su única fuente de ingresos, una pequeña tienda de aperitivos, se perdía en las aguas. Además, se enfrentaba al desafío adicional de cuidar de su hijo, que se encuentra en el espectro autista, y cuyas frecuentes necesidades de tratamientos sanitarios le dificultaban trabajar con un contrato formal.
La situación empeoró cuando el niño, debido a su alimentación selectiva y al trauma causado por la inundación, empezó a perder un peso considerable. La familia tenía cada vez más dificultades para mantener una dieta adecuada, y el desafío se intensificó con la pérdida de su fuente de ingresos.
El compromiso de ADRA
Durante estos tiempos difíciles, Santos descubrió una esperanza renovada cuando se ofreció voluntaria para trabajar con la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), una reconocida organización humanitaria que opera en más de 110 países. ADRA estaba prestando una ayuda crucial a las familias afectadas por las inundaciones en la región. No solamente se ofreció como voluntaria para ayudar a identificar las necesidades de las familias vulnerables, sino que también se sorprendió al encontrarse a sí misma como una de las beneficiarias del programa de asistencia.
La agencia humanitaria lleva a cabo un registro detallado de las familias, dando prioridad a aquellas en las que hay ancianos, personas con discapacidad y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, entre otros criterios de vulnerabilidad. Este meticuloso proceso permite orientar la asistencia de forma eficaz e inclusiva.
Para Santos, la ayuda de ADRA llegó en un momento crucial: “No puedo expresar lo agradecida que estoy porque ya estaba desanimada. Esta ayuda llegó en el momento ideal. Fue una bendición, porque también recibimos una cesta de alimentos básicos, lo único que faltaba era la mezcla de alimentos para la casa, pudimos comprar lo necesario para sobrevivir cómodamente, e incluso aún tenemos algo en el congelador”, dice Santos.
Paloma Bourscheid, empleada de ADRA en Rio Grande do Sul, habla de la acogida que recibe la gente durante el registro: “Algunos se sorprenden al descubrir la seriedad del trabajo de ADRA y se sienten aliviados al recibir ayuda, independientemente de la cantidad concreta. Muchas de estas personas ya se han beneficiado de la ayuda y contribuyen a tranquilizar a quienes aún tienen dudas. Otros, por desgracia, rechazan la ayuda por miedo a ser engañados, pero confío en que, a medida que nuestro trabajo siga creciendo, ADRA llegue a más gente con justicia, compasión y amor”.
La coordinadora de este proyecto, Livia Palma, informa que solo durante un fin de semana reciente se entregaron aproximadamente 1.174 tarjetas de ayuda por valor de casi 95 dólares estadounidenses (540 reales brasileños). Contando la ayuda de semanas anteriores, ya se han entregado aproximadamente 5.000 en todo el estado, cubriendo varias ciudades afectadas como Porto Alegre, Eldorado, Parque Eldorado, Arroio dos Ratos, General Câmara, São Jerônimo y Charqueadas.
El artículo original se publicó en el sitio web en portugués de la División Sudamericana.