Según un estudio del Grupo Barna, los pastores con hijos de 15 o más años afirman que el 40 % de sus hijos experimenta dudas significativas respecto a su fe, el 33 % ya no participa activamente en la iglesia y el 7 % ya no se identifica como cristianos. Aunque no se dispone de datos específicos acerca de los hijos de pastores y obreros adventistas, este fenómeno de distanciamiento de la Iglesia por parte de los hijos de los predicadores no es infrecuente.
Ciento sesenta y nueve hijos de pastores HPs de todo Luzón asistieron a una Convención de HPs. La mayoría de ellos tiene entre 15 y 25 años. El objetivo fue desarrollar el crecimiento espiritual y ofrecer apoyo espiritual, a la vez que se abordaban las necesidades específicas de los HPs. La convención tuvo lugar en marzo de 2024 en el Word of Life de Calauan, Laguna, Filipinas.
Delba de Chavez, coordinadora de Cónyuges de los Pastores de la Iglesia Adventista del Norte de Filipinas, saludó a la delegación con sentidas palabras: “Ustedes alegran mi viejo corazón”. Cuando preguntó quién prefería ser HP, solamente unas pocas manos se levantaron. Animó al grupo con el versículo de Juan 15:16: “No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre” (NVI). Dirigiéndose directamente a los hijos de los predicadores, subrayó: “No están aquí únicamente para divertirse, están aquí para aprender, para ir a Jesús tal como son, para honrar a Jesús como su Señor y para recordar quiénes y cómo son. No están solo para sumergirse en la Palabra de Dios, sino para salir y vivir la misión que Dios les ha dado”.
En el culto de recepción de sábado, Rex Mangiliman, secretario de la Iglesia Adventista en Cavite, y él mismo hijo de pastor, compartió sus ideas respecto a las ventajas y los desafíos de ser un HP. Subrayó: “Experimentamos todos estos privilegios, no para nosotros mismos, sino para bendecir a los demás. Se trata de retribuir”. Continuó inspirando a la joven audiencia, afirmando: “Tienen la oportunidad de bendecir a los demás. Pueden ser las manos de Jesús. Pueden ser sus pies. Pueden ser sus labios. Pueden llevar bendiciones a los demás hasta que Jesús venga”.
Durante el culto, Maximino Cadalig, presidente de la sede adventista de Baguio City, desafió a los HP. “Pueden ser una fuerza poderosa para el Señor”. Les recordó: “Ser llamados y elegidos es un acto de Dios para ustedes; la respuesta de ustedes es serle fieles”.
Las presentaciones a lo largo de la convención se centraron en cómo vivir diariamente como un discípulo de Jesús. En una de las conferencias, el Dr. Ardie Díaz exploró lo que realmente significa ir a Jesús sin cambiar nada antes. Ester Fadriquela subrayó el concepto de honrar a Jesús: reconocerlo como Señor, rendirle todo y seguir su guía en todas las decisiones de la vida diaria.
Los participantes también se dividieron en grupos más pequeños para compartir y reflexionar. Durante una de estas sesiones, un HP relató sus dos años de apartamiento de la iglesia. A lo largo de este periodo, se involucró en actividades que sabía que estaban mal y se sentía cada vez más indigno y avergonzado. A menudo pensaba en volver, pero creía que primero tenía que “arreglarse”. Sin embargo, se dio cuenta de que intentar cambiarse a sí mismo, por sí solo, era una tarea imposible; cada paso adelante parecía hacerlo retroceder varios pasos. Confió a sus compañeros HP: “Dios siempre está dispuesto a aceptarnos tal como somos. Solamente tenemos que acudir a él”.
El evento de tres días fue una combinación dinámica de conferencias, ejercicios de formación de equipos, juegos y actividades divertidas. Los HP también tuvieron la oportunidad de alabar a Dios mediante sus talentos. También se reconoció a los que habían alcanzado hitos importantes, como aprobar los exámenes para matricularse en sus profesiones, luego de terminar la universidad. Sin embargo, uno de los momentos más conmovedores fue el minuto de silencio para honrar la memoria de los hijos de pastores que habían fallecido.
El evento culminó con un desafío de los líderes a los HP para que vivan la misión que Dios les ha encomendado. Hizo hincapié en que Jesús tiene una misión especial para cada HP, pero tienen que pedir a Dios que les dé el valor para salir de su zona de confort de cualquier manera a la que él los está llamando a servir. Uno de ellos dijo: “La misión es un viaje hacia la transformación. Te haces semejante a Cristo y vas hacia el cielo”.
La respuesta fue abrumadoramente positiva. “¡Vaya! ¡He sido bendecido! ¡Salgo renovado!”. Estas fueron solo algunas de las expresiones que los HP utilizaron para describir sus experiencias en el evento.
El artículo original se publicó en el sitio web de la División Sudasiática del Pacífico.