Según la campaña Junio Verde, desarrollada por el departamento de Educación del Estado de Bahía (Brasil), junio es un mes dedicado a acciones que fomentan la concientización acerca del cuidado del medioambiente y su preservación. Para los alumnos de la Escuela Adventista Lauro de Freitas, en Bahía, esta concientización ya está dando sus frutos.
Durante una feria de ciencias que tuvo lugar el 9 de junio, los alumnos pudieron presentar varios proyectos centrados en la sustentabilidad, como la producción de macetas biodegradables para plantines, repelente casero contra el dengue, y más.
Pasado biodegradable, futuro sustentable
Es habitual no pensar demasiado en adónde va a parar la basura después de salir de casa, pero la nueva generación no puede permitirse ese lujo, según los responsables educativos. “Hoy, más que nunca, es fundamental aprender desde pequeños la importancia del reciclaje y la correcta eliminación de los residuos”, explicaron.
Con esta idea en mente, el proyecto “Pasado biodegradable, futuro sostenible” promovido por el colegio fue mucho más allá de la enseñanza en el aula. Los alumnos no solamente aprendieron el proceso de reciclaje paso a paso, sino que también se ensuciaron las manos en la producción de macetas biodegradables para los semilleros, según explicó Maura Rocha, alumna de octavo curso.
“Primero, fuimos a cada aula y recogimos los vasos, papeles y otros objetos que se desechaban. Luego, separamos el papel triturado y lo dejamos en el agua durante tres días para aflojar la fibra. Solo entonces lo mezclamos con tierra para hacer la masa y dimos forma a los envases en los vasos reciclados. Después de cuatro días para solidificar el envase, fue cuando pusimos el fertilizante y las semillas”, compartió.
Plantar el futuro
Vitor França, de 13 años, contó cómo el proyecto le abrió los ojos a nuevas perspectivas. “Una de las ventajas de este tipo de macetas es que, a diferencia del plástico, que puede tardar décadas en degradarse, este recipiente biodegradable se descompone en menos de un mes. Esto permite que las raíces de la planta crezcan sin atrofiarse y duren más tiempo”, explica.
Según Ranise Pollheim, profesora y coordinadora del proyecto, la iniciativa surgió cuando se encontró con la basura que se desecha a diario después del colegio. “El objetivo del proyecto fue reutilizar todos los papeles que se tiraban en clase y darles un nuevo uso. Fue entonces cuando surgió la idea de una maceta biodegradable para los semilleros”, explicó. Pollheim también señaló que los envases de plástico para semilleros tardan décadas en descomponerse, mientras que los biodegradables inician su proceso de descomposición a los 25 días.
En total, la escuela instaló 27 puntos de recolección y produjo y distribuyó 500 macetas a los padres e invitados que asistieron a la feria.
Además de las macetas, los alumnos también elaboraron un repelente casero para combatir el mosquito del dengue. “Se trata de un producto que puede reproducirse fácilmente en casa con ingredientes ecológicos y de bajo costo, a base de clavo de olor y alcohol”, explicaron los responsables de la escuela. Además, otro proyecto incluía el uso de este repelente en ambientadores, dispersando el producto en interiores.
Si nada cambia, la contaminación se duplicará en 2030
Según datos del Banco Mundial, Brasil es el cuarto mayor consumidor de plástico del mundo y recicla solo el 1,28 % de las miles de toneladas que produce anualmente. Según un informe realizado en 2019 por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), se estima que la contaminación en los océanos se duplicará en 2030 si no se frena el ritmo actual.
Ante un panorama tan desolador, Pollheim destacó que, “como parte del sistema de Educación Adventista, creemos que las pequeñas acciones pueden marcar la diferencia. Tenemos que preservar, tenemos que cuidar, porque las generaciones futuras cosecharán lo que estamos sembrando hoy”, afirmó.
La versión original de esta historia fue publicada en el sitio de noticias en portugués de la División Sudamericana.